Conducción autónoma: ¿debemos preocuparnos?
El atropello mortal de una mujer por un Volvo XC90 autónomo de Uber abre el debate sobre la seguridad de este tipo de movilidad.
Uber ha anunciado la suspensión de las pruebas de conducción de coches autónomos que estaba realizando en Tempe, Pittsburgh, San Francisco y Toronto tras el atropello mortal de una mujer el pasado 19 de marzo por parte de un Volvo XC90 autónomo en pruebas de la compañía.
Según los datos aportados por distintos medios de comunicación, la mujer, de 49 años, cruzaba la calzada por una zona no señalizada cuando el vehículo la arrolló. Se trata de la segunda vez que la empresa de alquiler de coches con conductor suspende las pruebas con vehículos autónomos por motivo de un accidente grave. En este último caso, el coche contaba con un conductor de seguridad, que no pudo evitar el atropello.
Este suceso ha vuelto a abrir la polémica respecto a la seguridad de los vehículos autónomos y ha generado un gran impacto mediático. Fuentes del sector se preguntan si esta importante reacción de temor por parte de la opinión pública es proporcionada, dados los importantes índices de siniestralidad que aún tienen los vehículos conducidos por personas y el factor humano como causa principal en la gran mayoría de los accidentes.
Por otra parte, según datos del RACE, los turismos entre 15 y 25 años presentan mayor riesgo de mortalidad por accidente y una de las razones principales que aporta es que “los vehículos nuevos incorporan elementos que informan al conductor del entorno e incluso intervienen antes de que se produzca una situación de riesgo”. Teniendo este dato en cuenta, parece más dudoso el incremento del riesgo en los vehículos autónomos, siempre y cuando cuenten con una persona como conductor de seguridad.
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