Suspensión y dirección, protagonistas de la “causa Aser” de marzo

Son dos sistemas que tienen una importancia vital en la seguridad del vehículo y a los que en los mantenimientos preventivos no se les da la importancia que se merecen.

Con unos amortiguadores en mal estado, de nada sirven sofisticados sistemas de seguridad / Redacción Infotaller
Infotaller

26 de febrero 2021 - 09:52

Un solo metro de distancia puede ser clave y marcar la diferencia entre una frenada segura y un accidente y, en este sentido, unos amortiguadores en mal estado implican aumentar el 35% la distancia de frenado, por lo que también pueden marcar la diferencia entre una frenada segura y un accidente. Por su parte, del estado del sistema de dirección del vehículo depende el estado de otros sistemas con relación directa con la seguridad, como los neumáticos. Por este motivo, Aser ha querido dedicar el mes de marzo a la suspensión y dirección dentro de su campaña de 12 causas.

Un amortiguador es un dispositivo que, junto con los muelles y otros elementos del sistema de suspensión, ayuda a que los neumáticos se mantengan adheridos al suelo y evita que las irregularidades del terreno se transmitan a los ocupantes. Por tanto, se ocupan de la seguridad y el confort. Mientras los muelles absorben los impactos del terreno, los amortiguadores disminuyen rápidamente su movimiento, evitando que continúen oscilando/rebotando y garantizando el control sobre el vehículo.

Entre las funciones de los amortiguadores encontramos mantener el control y la estabilidad de los vehículos y los neumáticos en contacto con el pavimento. También absorber las irregularidades de la carretera y las oscilaciones del chasis ayudar a que los neumáticos no sufran deterioro prematuro o desgaste irregular, mejorar la estabilidad, especialmente en curvas, y garantizar una distancia de frenado óptima.

De nada sirven sofisticados sistemas de seguridad (ABS, ESP, DSC, etcétera) con amortiguadores deficientes. Algunas señales que avisan sobre el mal estado de los amortiguadores son el desgaste irregular de los neumáticos, mayor tiempo para detener el vehículo, mayor dificultad para controlar el vehículo en curvas y superficies mojadas, vibraciones en el volante, mayor sensibilidad del vehículo al viento lateral, deslumbramiento a otros vehículos en conducción nocturna, hundimiento del eje trasero al acelerar o fuga de fluido hidráulico.

Cuando el amortiguador está demasiado rígido/duro, aunque haya un aumento de la estabilidad, se reduce el confort, mientras que si está demasiado blando podemos perder el control del vehículo. Por eso es tan importante mantener los amortiguadores en buen estado, revisándolos cada 20.000 km y cambiándolos entre 65.000 y 90.000 km, y siempre por ejes.

Por lo que se refiere al sistema de dirección, el conjunto de mecanismos que lo componen tiene la misión de orientar las ruedas delanteras para que el vehículo tome la trayectoria deseada por el conductor. El sistema de dirección debe estar en perfecto estado, ya que de él dependen elementos como la alineación de las ruedas delanteras, el desgaste uniforme de los neumáticos o la estabilidad del vehículo, tanto en curva como al frenar.

Otros elementos interrelacionados con la dirección son la suspensión y los neumáticos, por lo que cualquier avería o falta de mantenimiento en ellos puede afectar a los demás.

Para que el conductor no tenga que realizar esfuerzo en la orientación de las ruedas directrices, el vehículo dispone de un mecanismo desmultiplicador o de un servomecanismo de asistencia. En los vehículos actuales, los sistemas electrohidráulicos, eléctricos o electrónicos han tomado el relevo al servo. Los electrohidráulicos y totalmente eléctricos son más sofisticados, están gobernados por unidades electrónicas y requieren de conocimientos y equipos adecuados. En este sentido, los recambios de fabricantes de equipo original garantizan calidad y adecuado funcionamiento.

Los refabricados, por su parte, ahorran emisiones de CO2 en comparación con los productos nuevos para su fabricación, pero deben ser sometidos a procesos, estándares y controles de calidad, ya que gran parte del proceso es manual. Así pues, la refabricación de cremalleras y bombas de dirección deben estar realizadas por factorías que cumplan con los estándares originales, ya que solamente así se puede asegurar el mejor funcionamiento posible.

Algunas señales que alertan sobre el mal estado de la dirección son ruido excesivo al circular en una zona de baches; conducción molesta, temblorosa o con sacudidas, rebotes excesivos y volante desviado.

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