Pros y contras del montaje de portabicicletas
Se han convertido en un extra cada vez más común en los talleres.
El uso de portabicicletas en los vehículos se ha normalizado en los últimos años. Cada vez son más los usuarios que acuden a los talleres para que equipen los automóviles con estos elementos. A la hora de instalarlos, existen diferentes tipos que el profesional debe conocer y aconsejar.
Los más comunes (y baratos para el cliente) son los de techo. La principal ventaja es que no limita la visión del conductor, aunque para equiparlo es necesario contar con una baca en la que el profesional atornillará los soportes que sujetarán la bicicleta.
Sin embargo, es un componente que está pensado para trayectos cortos y no todos los modelos encajan en las bacas estándar. Por otra parte, resta aerodinámica al vehículo.
Existe un segundo tipo de portabicicletas que se coloca en la parte de atrás del vehículo. Consiste en una serie de barras articuladas provistas de correas ajustables o cinchas de sujeción que se fijan en la puerta del maletero. Al contrario que los anteriores, explican desde el blog de Loctite, no afectan al aerodinamismo del vehículo, permite transportar varias bicicletas y es apto para viajes largos.
Por otro lado, dificulta la visión del conductor a través de la luneta trasera, imposibilita la apertura del maletero y hay que señalizarlos como carga que sobresale.
Finalmente, los portabicicletas de bola, se enganchan en un soporte externo a través de la bola del remolque, por lo que son más fáciles de extraer, aunque requieren que el vehículo cuente con este elemento homologado.
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