¿Cuál es el origen de una frenada irregular?
Desde Mapfre aconsejan revisar neumáticos, pastillas, pinzas y líquido de frenos, entre otros, ante este fallo.
Los frenos son unos de los dispositivos más importantes para la seguridad de un vehículo. Por ello, una frenada irregular o intermitente, una distancia de frenado mayor y una intensidad menor pueden ser señales de problemas en este sistema.
Así, por ejemplo, si al pisar el freno, la fuerza llega con menor intensidad a una de las ruedas, puede que el vehículo se desestabilice en un movimiento brusco y provoque una frenada irregular, explican desde el blog de Mapfre. Para detectarlo, hay que observar si el automóvil tiende a irse hacia uno de los lados.
Para este tipo de problemas se utiliza un frenómetro, equipo de medición que mide con precisión la fuerza de la frenada y el tiempo que tarda en hacerlo, así como la asimetría de los ejes, la eficiencia de los frenos delanteros, traseros y de mano, y el agarre.
Tras detectar el problema, es necesario averiguar que el origen no se encuentra en otros elementos, como los neumáticos, los cuales deben tener la presión adecuada. Si las dos ruedas del mismo eje no tienen exactamente la misma presión, se puede producir cierto desequilibrio en el agarre en el momento de frenar. Asimismo, hay que comprobar la alineación de dichos elementos.
En cuanto al sistema de frenado, hay que revisar la presencia de alabeos o surcos en los discos de freno con un reloj comparador fijado a la mangueta mediante un soporte magnético. El palpador del reloj hay que colocarlo sobre la superficie de fricción del disco y girar el disco 360 grados. Con ello, se comparan las desviaciones respecto a los valores proporcionados por el fabricante. Si el salto es superior a 0,3 milímetros, hay que cambiar el disco.
También se tiene que verificar con un micrómetro que el espesor del disco sea el mismo en las diferentes zonas del aro de fricción. Deben mirarse tres puntos de puesta a punto 120 grados alrededor de la banda, siempre con la misma distancia respecto al borde, y cambiar el disco si hay una zona más desgastada que otra o si supera el valor mínimo del grosor que viene troquelado en él.
Por lo que respecta a las pastillas de freno, deben cambiarse cada 10.000 kilómetros, cuando se encienda el testigo de freno o cuando al frenar se escuche un chirrido.
Las pinzas de freno es otro de los elementos que se deben observar con el frenómetro. Estas ejercen presión sobre las pastillas mediante un pistón y si están dañadas, lo mejor es proceder a su sustitución.
Por último, hay que revisar el líquido de frenos, el cual, pese a su alto punto de ebullición, si comienza a hervir puede dejar al vehículo sin frenos. Además, al ser higroscópico (atrae y absorbe humedad), contribuye a la corrosión de los conductos, motivo por el que se debe cambiar cada cierto tiempo.
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