Qué fallos puede presentar el turbo y el sistema turbocompresor

La compañía Nissens explica los detalles de cómo proceder ante un problema de fugas de aire en el sistema.

La salida de humo negro por el escape puede ser un síntoma de problemas en el turbo / Redacción Infotaller
Redacción

30 de julio 2019 - 13:36

El turbo es un dispositivo impulsado por una turbina que fuerza el aire adicional a la cámara de combustión del motor, lo que aumenta la eficiencia del motor y la potencia. Pero para su correcto funcionamiento es necesario revisar la lubricación del motor, la admisión y presión del aire, y los sistemas de escape.

Sin embargo, en ocasiones, como explican desde Nissens pueden surgir ciertos problemas, como la falta de estanqueidad de los conductos que canalizan el aire dentro del circuito. Además, las fugas de aire, que pueden ocurrir tanto en el lado de vacío como en el de presión del sistema, conducen a la escasez de suministro de aire, cuya principal consecuencia es la condición de bajo arranque, donde el sistema no puede generar la presión de aire de carga solicitada y se produce una disminución significativa del rendimiento del motor.

A esto hay que añadir que el funcionamiento correcto del motor se puede desequilibrar, ya que el suministro de aire defectuoso altera la relación aire-combustible, causando una combustión incorrecta, con lo que ciertos sensores (el de presión de retorno, MAF y MAP) medirán los valores defectuosos, lo que dará como resultado errores adicionales registrados por la ECU, apuntan los expertos de la firma.

La porosidad de las mangueras de goma envejecidas, las grietas de las mangueras, los daños mecánicos, incluidas las fricciones y el impacto del calor, así como las abrazaderas sueltas y las conexiones no selladas son las causas más comunes de las fugas del sistema de carga.

Para solucionar estos problemas, hay que asegurarse de que el error de arranque del sistema esté relacionado con problemas de fugas. Si es así, se debe inspeccionar todo el circuito de conductos de aire dentro del sistema del turbo mediante aire presurizado, por ejemplo.

Por otro lado, los síntomas que se puede observar son: una disminución significativa de la potencia del motor, mayor retraso del habitual del turbo, salida de humo negro por el escape, silbidos desde el compartimento del motor, ruidos anormales, aumento del consumo de combustible, graves fallos mecánicos del turbo o que el motor se pone en el modo protección (errores de arranque P0299 o P2263, por ejemplo).

Para llevar a cabo un buen diagnóstico, los especialistas aconsejan realizar un control del desarrollo del sistema y medir la eficiencia de trabajo generado durante la carga completa del motor. También es conveniente efectuar un diagnóstico del sistema de carga. En este caso, los errores de arranque pueden ser por obstrucciones internas en el circuito de aire, fallos del turbocompresor, dispositivos de medición defectuosos, fallos en el dispositivo de control del turbocompresor o del sistema EGR.

Cabe destacar en este proceso que la prueba de presión del sistema de aire de carga es un método eficaz y económico para localizar fugas, según apuntan desde Nissens. Para ello, se tapan los conductos de aire y se llena el sistema de carga con aire. Una tapa debe sellar herméticamente un lado del circuito. En el otro lado, se debe utilizar una tapa que incluya una conexión para introducir el aire de prueba.

Por último, en este procedimiento se deben tener en cuenta que: dependiendo del modelo de vehículo, puede probar todo el sistema de conductos desde la caja de filtro de aire en todo el turbo, intercooler, colectores del motor o probar el sistema de admisión (vacío) y presiones por separado; desconectar y sellar el paso superior para la prueba de otros posibles canales de aire; no presurizar el sistema en más de 2 bares/30 psi; aumentar la presión gradualmente, comenzando desde 0,5 bar/7 psi; hay que tener cuidado cuando trabaje con aire presurizado y tapas/abrazaderas sueltas, ya que podría lesionarse gravemente; usar una solución de agua jabonosa rociada en los puntos de fuga potenciales para facilitar la búsqueda de fugas; si las fugas no pueden solucionarse de inmediato, se debe dejar el circuito lleno de aire y observar posibles caídas de presión en el manómetro, y, al final de la prueba, liberar la presión lentamente para vaciar el sistema.

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