¿Qué exigencias deben cumplir los lubricantes para los nuevos motores?
La gama Elite de Repsol responde al reto de mayores prestaciones demandado por los fabricantes de vehículos.
Los constructores de vehículos exigen mayores prestaciones de los lubricantes, dadas las cada vez más estrictas exigencias medioambientales y de eficiencia energética de los motores. Por esta razón, los lubricantes están sometidos a un cambio continuo en sus especificaciones y una evolución acelerada en las tecnologías de su formulación.
Repsol es consciente de la necesidad de proporcionar al mercado los lubricantes que cumplen con las necesidades actuales y futuras. Así lo demuestra con su gama Elite, que incorpora los últimos avances tecnológicos para ofrecer las máximas prestaciones en protección y eficiencia. Además, el amplio espectro de homologaciones disponibles permite encontrar el lubricante adecuado para cada vehículo.
Los grandes retos en el mundo del motor (eficiencia, bajas emisiones, durabilidad, flexibilidad, rápida respuesta) se han trasladado al lubricante.
El gran desarrollo tecnológico requerido en los motores actuales solo es posible con unos lubricantes que aseguren el correcto funcionamiento en todas las facetas de los propulsores. La exigencia para los lubricantes es máxima tanto en el diseño como en su fabricación.
Con condiciones más severas de temperatura y presión en el motor, todos sus elementos han tenido que adaptarse a las nuevas condiciones de trabajo. Sus partes móviles requieren que una fina capa de lubricante se mantenga siempre entre las mismas para evitar su desgate prematuro. Así, los lubricantes empleados en la actualidad disponen de componentes más complejos, que incorporan al fluido las funciones que permiten asegurar el correcto funcionamiento del motor: protegen las superficies, soportan altas temperaturas, limpian el motor y además tienen que responder siempre, desde que se enciende el motor hasta que se para, y en cualquier condición ambiental.
La formulación de los lubricantes tiene que ser especialmente cuidadosa con la selección de los componentes a emplear. Todos ellos tienen que ser compatibles con los sistemas de postratamiento de gases, que en la última década se han incorporado en todos los vehículos para reducir las emisiones contaminantes. Para evitar el colapso o la desactivación de catalizadores y filtros de partículas, los lubricantes deben de incorporar elementos químicos adecuados a unas dosis muy precisas. La selección de un lubricante adecuado para el vehículo, pues, tiene especial incidencia en la vida del sistema de tratamiento de gases de escape.
Además, la circulación urbana ha extendido en todos los fabricantes el empleo de sistemas de start-stop, haciendo que el motor se ponga en marcha un mayor número de veces durante la circulación, por lo que los lubricantes tienen que responder con mayor frecuencia y de forma inmediata a los procesos de arranque para mantener la protección de los elementos móviles en las circunstancias más difíciles.
La confianza de los fabricantes de automóviles se traslada a los lubricantes a través de las homologaciones cuyos procesos son muy rigurosos y sofisticados. Dada la diversidad de motorizaciones que aparecen en el mercado, las homologaciones y certificaciones en los lubricantes son la mejor garantía para que funcionen correctamente.
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