¿A quién quieren engañar con ese total desapego las aseguradoras?
Mientras las protestas formales no lleguen por escrito, seguirán haciendo oídos sordos a las justas reclamaciones, ya que juegan con una ventaja: no tienen ninguna obligación de atender esas reclamaciones porque no son de empleados ni de usuarios.
Ante todo, mi agradecimiento a Infocap por contar conmigo para su edición del tradicional manual de Chapa y Pintura de 2023. El tema que me proponen, las relaciones entre talleres y aseguradoras, demuestra la sensibilidad de la editorial hacia sus lectores y, en especial, del taller de chapa pintura, ya que el negocio del taller de esa especialidad es muy dependiente de la actitud y forma de gestión de los siniestros por parte de las aseguradoras.
Mi circunstancia profesional ha cambiado formalmente este año. Tras 50 años de ejercicio profesional de la abogacía, vinculado al mundo del seguro y el taller, ya he dejado de estar vinculado al Gremio de Talleres de Barcelona al que debo en la práctica totalidad mi conocimiento del tema que hoy escribo. Y lo hago con la mejor intención de neutralidad porque he sido funcionario de juzgados en accidentes de circulación antes de mi licenciatura y, además, he sido jefe de siniestros de una aseguradora para temas judiciales.
Mínimo respeto
Ese mismo tema que traté el año pasado no nos ha aportado buenas noticias. En síntesis, muchas aseguradoras no han tenido un mínimo respeto para adaptar las cuantías de las indemnizaciones al precio/hora del taller, pese a que es notorio el gravísimo aumento de la inflación en más del 8%.
Esta circunstancia se refleja sí o sí en la cuenta de explotación del taller en cuestiones tan importantes como el salario y retribución de los operarios y, por supuesto, la mano de obra, que supone más del 70% del coste de producción de los talleres de menos de cinco personas y oscila hasta quizá el 45% en los talleres más grandes, concesionarios etc.
¿A quién engañan o quieren engañar las aseguradoras con ese total desapego de la realidad que sigue generando problemas serios entre los peritos y los talleres? Mientras no les lleguen las protestas formales por escrito de los talleres, seguirán haciendo oídos sordos a las justas reclamaciones, ya que las compañías aseguradoras juegan con una ventaja legal: no tienen ninguna obligación de atender esas reclamaciones porque no son de empleados ni de usuarios. Como máximo, esas reclamaciones irán a la papelera (ay perdón), a la Dirección General de Seguros, en el caso que la reclamación sea de un cliente que de normal no tiene tiempo para plantear y seguir con la protesta de sus derechos sobre su póliza.
Recomendación
Y repito mi recomendación al colectivo de talleres, aunque no tenga mucho éxito de atención. Pero es que no veo otra opción: calcule Sr./a propietario de taller su precio hora de forma objetiva y seguro que la mayoría de asociaciones o gremios de talleres le ayudarán. Al menos le servirá para saber si, en realidad, gana o pierde dinero trabajando y si le es rentable aceptar los peritajes que le proponen para poder discutir objetivamente la diferencia.
Lo he pasado mal personalmente cuando, después de años de servicio a los talleres, alguno me ha confesado que se retira arruinado porque ha trabajado al servicio de alguna aseguradora y creía que con el volumen de trabajo se salvaba. Ni siquiera usaban herramientas de cálculo de tiempos de reparación y, en realidad, no tenían criterio empresarial para gestionar su negocio. Me temo que unos cuantos, muchos más, les ha pasado igual pero no me han confesado su fracaso.
Los sindicatos sí conocen que los empresarios tienen la obligación de negociar con ellos las condiciones de su trabajo, porque así lo establece la ley, pero esa ley no existe cuando el que protesta no es un empleado. Una dificultad más de los autónomos que no son defendidos en este esencial tema por los que se presentan como asociaciones de autónomos. Lo serán, pero no son útiles para algo esencial para una empresa, que no es otra cosa que la defensa de su justa facturación.
Problema de dependencia
Este problema de dependencia de una aseguradora para la viabilidad del negocio no solo lo tienen los talleres de chapa pintura, sino que también lo tienen los gruistas afectados en la competencia interna que promueven las aseguradoras ante los que no se han preocupado o no han logrado tener clientela propia. Pero incluso también los médicos particulares que trabajan en mutuas privadas. No hace mucho, esos médicos se han unido a la huelga de la medicina pública en protesta por los bajos precios que les imponen las mutuas.
Y mi sorpresa es que igual el problema de imposición unilateral de valoración empieza a surgir con los abogados, que con el turno de oficio parecen no cubrir sus costes y se quejan de las ridículas retribuciones que alguna entidad como Legálitas les paga a los abogados que aceptan colaborar con ella ofreciéndoles un volumen de trabajo que les pueda compensar.
Vuelvo al campo del taller. Los peritos utilizan sus plataformas -excusas infantiles-, para evitar ser declarados autónomos dependientes de las aseguradoras y, por tanto, nada independientes para efectuar su labor pericial, pero que curiosamente no sufren ninguna inspección laboral y han de plegarse a las instrucciones de valoración (eufemísticamente dirían “orientaciones técnicas”) que les marcan los responsables de siniestros de las aseguradoras.
Transparencia y garantía
Eso no ha cambiado nada desde los primeros días de 2023, periodo al que me refiero, y los talleres sí que han debido adaptar sus cálculos de coste de su producción, en el precio hora, lo que habrá producido nuevos enfrentamientos, por desgracia ajenos a la transparencia del negocio que se le debe al cliente, el propietario del vehículo al que el taller ha de dar cuenta, con la garantía de su trabajo.
Este, el cliente, es la clave de las relaciones de talleres con aseguradoras y si el taller lo ignora, se rinde de lleno al dictado de las aseguradoras a las que no puede reclamar nada porque no tiene ningún derecho hacia ellas. En mi anterior artículo sobre el tema, ya señalaba esta trágica situación: el taller no tiene ninguna relación jurídica con la aseguradora, por lo que no tiene derecho a reclamar nada a ésta, pero en la práctica depende económicamente de ella para cobrar su trabajo.
Grandes diferencias
La relación entre talleres y aseguradoras no existe. Las diferencias económicas y de medios entre un taller y una aseguradora son abismales y las aseguradoras, salvo para marear la perdiz, niegan la función de las asociaciones de talleres para esa relación. Me alegraría que, tras 32 años de secretario general de Cetraa, esa situación haya cambiado y otros lo hayan logrado.
No conozco al detalle la situación de las quejas y reclamaciones que hasta hoy han hecho las asociaciones de talleres para solucionar muchos de los desacuerdos con las aseguradoras, pero opino que si esas asociaciones no consiguen el apoyo de los organismos de Consumo y de la Competencia del Estado, o de alguna de sus Comunidades Autónomas que tenga facultades para intervenir en alguna de las prácticas abusivas que cometen las aseguradoras, esa labor de las asociaciones de talleres esforzadas y voluntaristas no podrá ofrecer ningún fruto tangible.
No estaría de más, por ejemplo, lograr la convocatoria por parte del Ministerio de Consumo de una mesa de trabajo reuniendo a aseguradoras, asociaciones de usuarios y asociaciones de talleres para lograr algún sistema arbitral para resolver las diferencias de valoraciones que afectan a los perjudicados que están protegidos por el seguro obligatorio.
Sería una solución parcial, pero que habría de tener un efecto de arrastre de los problemas del seguro voluntario.
*Artículo incluido en el Manual 2023 de Chapa y Pintura de Infocap/Infotaller. Aquí puedes conseguirlo.
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