¿Qué disolventes son más adecuados en el taller de chapa y pintura?
Desengrasantes, disolventes de limpieza o diluyentes son algunos de los más utilizados.
El disolvente es un material imprescindible en el taller de chapa y pintura, además forma parte de la composición de masillas y selladores, entre otros, para ajustar su viscosidad y permitir una aplicación más sencilla. Esta función es fundamental para aplicar pinturas a pistola y garantizar un acabado uniforme y liso.
Los solventes o disolventes de pintura, explican desde Loctite en un post que publican en su blog, son de tipo orgánico polar (agua, alcohol o cetona), apolar (hidrocarburos alifáticos o aromáticos, éter o xileno) o una mezcla de ambos. Cada uno posee diferente capacidad de disolver distintas sustancias.
Los disolventes de pintura utilizados en reparación se pueden clasificar según sus aplicaciones específicas. Entre ellos, se encuentran los de limpieza. Son de evaporación lenta y son los más agresivos, por lo que pueden dañar las superficies. Estos se aplican con trapos y pinceles, o en máquinas de limpieza a través de bidones, para eliminar restos de suciedad en herramientas. Pero no son adecuados para desengrasar o limpiar piezas pintadas porque remueven la pintura.
En cuanto al disolvente recuperado, es una versión reciclada de los disolventes de limpieza sucios que se generan en el taller. Este reduce el problema la gestión de residuos. Sin embargo, pierde poder de limpieza y su ataque químico es menor.
Por lo que respecta a la solución acuosa de limpieza, esta se utiliza para útiles y restos de suciedad provocados por el empleo de productos con base acuosa. Está formada por distintos detergentes, por lo que es adecuada para eliminar grasas y aceite, entre otros.
Otro de los disolventes empleados es el universal, que puede usarse como producto de limpieza o diluyente de pinturas de fondo (imprimaciones, aparejos, etc.) o esmaltes. También existe el disolvente con base de cetona, que posee un mayor poder limpiador, menor evaporación y secado más rápido. Son menos tóxicos y dañinos para el medio ambiente.
Por su parte, los desengrasantes eliminan restos de suciedad y grasas. Pueden usarse con base de agua (alcoholes, cetonas, etc.) o de disolvente (hidrocarburos, xileno, etc.), según la pintura que se vaya a utilizar. Su ataque químico es reducido y hay que evitar que se evaporen por sí mismos al realizar el desengrasado, puesto que el polvo incrustado en las marcas de lijado se quedaría retenido.
Para limpiar y desengrasar los materiales plásticos existen limpiadores específicos con disolventes menos agresivos. Algunos pueden utilizarse junto a agentes antiestáticos para evitar dicha tendencia de los plásticos al ser frotados.
Junto a estos se encuentran los diluyentes, que permiten ajustar la viscosidad de las pinturas y barnices. Pueden ser acrílicos (de base disolvente) o de base acuosa.
El disolvente integrador se emplea para difuminados de pintura y rebajar el cuerpo de la pintura o barniz en la zona de integración. Y la acetona industrial se usa para reparar plásticos ABS, ya que disuelve este plástico y crea una pasta que permite efectuar una soldadura química.
Por otro lado, el artículo subraya que todas estas sustancias están formadas por compuestos orgánicos volátiles, por lo que no hay que olvidar el efecto contaminante que tienen sobre la atmósfera. Por este motivo, se ha modificado su composición. Asimismo, muchos de estos disolventes son inflamables y dañinos para la salud, por lo que es necesario tomar medidas de prevención.
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