Talleres de carrocería mejor preparados para ser más competitivos
La formación en aspectos técnicos, comerciales y de gestión, principales armas para los especialistas en carrocería, que tienen una enorme competencia interna, satisfacción de un cliente cada vez más exigente o las complejas relaciones con las compañías de seguros como mayores retos.
Nuestro agradecimiento, una vez más al equipo de Infocap, por darnos la oportunidad de llegar a los lectores de esta publicación. No son estos momentos fáciles para ningún taller, ni hay recetas mágicas para superar una realidad patente y de singular significado para esta especialidad de la posventa: las restricciones a la movilidad implican la bajada en el número de kilómetros recorridos y, con ella, la reducción de la siniestralidad.
En ese mismo sentido, hemos de ser conscientes de que la pandemia ha acelerado el momento de reflexionar sobre una realidad ante la que no se pueden cerrar los ojos: la creciente incorporación a los vehículos de tecnología avanzada con el objetivo de mejorar la seguridad vial y reducir los accidentes en nuestras vías públicas.
CONSECUENCIAS DE LA EVOLUCIÓN
Se tiende a pensar que las consecuencias de esta evolución acelerada en el automóvil van a suponer, sobre todo a largo plazo, una reducción de la carga de trabajo en el taller. Nosotros preferimos trabajar ante los cambios desde un enfoque mucho más positivo, sin dejar de ser realistas. Vaya por delante de todo, nuestro firme aplauso a ese objetivo de cero víctimas mortales en las próximas décadas. Ante todo, los que trabajamos en el taller somos personas, padres, madres, hijos, amigos, compañeros de otras personas para las que queremos lo mejor y, por supuesto, que vayan seguras en sus vehículos y por nuestras carreteras y calles.
Pero los avances en pro de la seguridad tienen ya una historia larga, como también la reducción de las víctimas de accidentes. Y, sin embargo, los talleres de carrocería han seguido teniendo trabajo. Los tiempos cambian y en estos momentos se abren nuevos horizontes que tienen que ver precisamente con las tecnologías ligadas a la mayor seguridad: cada coche incorpora decenas de sensores, muchos de ellos integrados en los elementos de la carrocería, sensores que requieren de calibración para que cumplan adecuadamente con las funciones para las que fueron diseñados. El trabajo de los talleres de carrocería se complica, se hace menos manual y más tecnológico. La incorporación de nuevos materiales significa también un cambio en las técnicas de reparación.
COMPETENCIA INTERNA
El resto de los ingredientes de un mercado de cambios para el mundo de la posventa también inciden en el sector de la carrocería: una enorme competencia interna en el sector, que exige perfecta organización interna y de procesos para continuar siendo rentables, la satisfacción de un cliente cada día más exigente (ahí está como ejemplo el requerimiento de vehículo de sustitución), las complejas relaciones con las compañías de seguros… por citar aquellas cuestiones que suscitan mayor sensibilidad.
En resumen, el panorama que tenemos por delante los talleres de carrocería no es muy diferente al que se enfrenta una gran parte de los sectores de la actividad económica: la necesidad de optimizar lo que hacemos. Todo ello solo es posible con una mayor formación técnica y administrativa, de gestión y de relaciones con proveedores y clientes. La necesitamos los empresarios y la necesitan nuestros trabajadores. Es un gran reto el que tenemos por delante. Y la mejor inversión de futuro. Se abre ahora una gran oportunidad con los fondos europeos Next Generation EU para poner en marcha un proyecto global de modernización del sector a través de un programa serio de capacitación profesional útil y eficaz. Las asociaciones estamos haciendo todo lo posible para que las administraciones públicas lo entiendan y lo concreten.
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