Calcular el rendimiento real de un recubrimiento: pautas para un taller cuidadoso en gastos
Roberlo, a través de Crom Campus, ha elaborado un artículo en el que detalla el coste real de esta partida sin caer en valoraciones superficiales, poco precisas, que pueden inducir a error.
La viabilidad y la rentabilidad son las asignaturas pendientes del taller carrocero. Conocer los costes y ser escrupuloso con los gastos es fundamental, por ejemplo, en el recubrimiento de superficies. Roberlo, a través de Crom Campus, ha elaborado un artículo en el detalla el cálculo del rendimiento real de un recubrimiento. Esto permite conocer el coste real de esta partida sin caer en valoraciones superficiales, poco precisas que pueden inducir a error.
La importancia de calcular el rendimiento de un recubrimiento viene dada por la necesidad de conocer su capacidad real para cubrir de forma eficaz una determinada superficie. Con ello, existe un mayor control sobre la valoración de materiales que se realiza, incrementando el beneficio económico para la empresa, reduciendo las estimaciones subjetivas y los sobrecostes finales.
Cuando no se calcula correctamente el rendimiento real de un recubrimiento se ve alterado todo el proceso de trabajo.
- Aumento del coste en materiales, algo que se debe repercutir sobre el precio final del trabajo. Si se efectúa una valoración inicial por encima de las necesidades reales, el precio del trabajo se incrementa por encima del valor de mercado, lo que hace perder competitividad y clientes. Por el contrario, si una vez iniciado el trabajo se necesita comprar más material, será necesario incrementar el precio del trabajo en realización al valorado inicialmente, lo que conlleva el posible malestar del cliente por el cambio de condiciones que se produce.
- Se le resta fluidez al desarrollo normal del proceso productivo, puesto que la necesidad de adquirir material una vez iniciado el trabajo dilata los tiempos de ejecución, puede llegar a paralizar la actividad y merma el prestigio de la empresa percibido por el cliente. Pérdida reputacional de la empresa como consecuencia de la imagen que se proyecta de la misma cuando se produce alguna de las circunstancias mencionadas en los puntos anteriores.
- Incremento del stock sobrante de materiales, con el perjuicio que esto supone para el beneficio económico de la empresa y las dificultades de almacenamiento que puede acarrear.
El cálculo preciso del rendimiento real de un recubrimiento se postula como la forma más fiable de reducir el desperdicio de materiales y evitar un aumento de costes. Dicho cálculo se basa fundamentalmente en los datos que nos facilite el fabricante en cuanto a su capacidad de cubrir una determinada superficie.
Sin está información, la valoración que se realice será excesivamente subjetiva, propiciando la aparición de errores que conllevan las consecuencias negativas mencionadas.
Un cálculo preciso
La forma de lograr un cálculo preciso y eficiente del rendimiento real de un recubrimiento se basa en dos aspectos fundamentales. Por una parte, de la información necesaria en relación al rendimiento del recubrimiento, y por otro, efectuar el cálculo pertinente con estos datos, teniendo en cuenta las variables necesarias que afectan al proceso de revestimiento y que pueden producir pérdidas de material (rugosidad del sustrato y pérdida de productos derivadas de la aplicación, tales como pulverizaciones, sobrecargas, pintado de perfiles, etc.).
Respecto al primer aspecto mencionado, la solución pasa por abastecerse de un fabricante de pinturas que incluya en las fichas técnicas de sus productos el rendimiento teórico de la pintura o, en su defecto, los datos necesarios para efectuar el cálculo pertinente: el porcentaje de sólidos de la pintura y el espesor de la película seca obtenida. En este último caso, los datos se introducen en la siguiente fórmula para saber el rendimiento teórico del recubrimiento:
Sea cual sea el método de cálculo escogido, es preceptivo tener en cuenta que se trata, como su nombre indica, de un valor teórico que solamente se cumpliría en el caso de que la aplicación se efectuará sobre una superficie totalmente lisa, de forma perfectamente precisa y uniforme sin ningún tipo de pérdida, algo que no suele ser lo habitual.
Aplicar un factor corrector
Debido a este inconveniente, resulta necesario sumarle al valor teórico obtenido un determinado valor que permita compensar este tipo de variables. La forma de hacerlo depende de las características del sustrato a revestir, de forma que se dan estas dos opciones:
- Sustratos sin rugosidad superficial. Sumarle al valor teórico obtenido entre un 20-30% de dicho valor con el objetivo de compensar la pérdida de producto provocada por pulverizaciones, sobrecargas, etc.
- Sustratos con una determinada rugosidad medida objetivamente. Aplicar un factor de corrección, llamado “volumen muerto”, que depende de la rugosidad que presenta la superficie a recubrir. Este factor se divide entre el porcentaje en sólidos de la pintura dando como resultado el material de más que se debe contabilizar para no quedarse cortos, teniendo en cuenta que el resultado obtenido se refiere a litros necesarios de más por cada 100 metros cuadrados. En la siguiente tabla se aprecian algunos ejemplos de los factores asociados a cada rugosidad:
Finalmente, se añade entre un 20-30% más de producto para compensar las pérdidas producidas por la propia aplicación de la pintura.
El método de cálculo resulta sencillo inicialmente y se puede perfeccionar a largo plazo cuando se afianza el uso de marcas de pintura que ofrecen la información necesaria. Así que, en tiempos donde los márgenes de beneficio son muy ajustados, la forma de incrementar el beneficio es optimizar cada fase de un trabajo para que contribuyan positivamente sobre el resultado económico final.
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