Estar motivado
Si buscas en Google la palabra “motivación” internet te devuelve 28.000.000 de resultados. Frases, posts, fotos, videos, charlas TED, gráficos, fábulas con moraleja, coach dando lecciones o made-self-men dando ejemplo. Mil recetas, todas muy básicas, sobre cómo motivar a los otros o cómo motivarse.
En el lenguaje de mis hijos adolescentes “ser un motivado” es una burla. Es ser un esforzado, un panoli. Ya sabemos que los adolescentes suelen ser crueles, no entienden de eufemismos y simplifican la realidad.
Es la palabra de moda. Linkedin va a tope de “motivación”. Cualquiera, yo mismo, habla y escribe, consigue cientos o miles de likes y se queda tan ancho. El lema de los cursos de mejora de la productividad de Dale Carnagie hace décadas era “Encendiendo el entusiasmo en el trabajo”. Innovador y sugerente. Hoy, ¿prefieres trabajar “encendido por el entusiasmo” o quieres que te valoren por tus habilidades y por lo bien que haces tu trabajo?
Si eres el mecánico que va a reparar mi coche, o el pintor que lo va a pintar, me pregunto…. ¿sabes qué te llevas entre manos? Hoy estás eufórico, pero... ¿no debería ser más importante que estés bien formado, tengas experiencia y cuentes con las herramientas adecuadas? A mí, como cliente, ¿me tiene que preocupar si estás o no motivado? La motivación o no de tú y tus compañeros, que sois los que repararéis mi coche, no es asunto mío. Si estás desmotivado, quien lo sufre es tu jefe y tus compañeros. Tu motivación debe importarles porque tiene mucho que ver con “trabajo en equipo” y “productividad”. Ahhh, espera…que por fin, llegamos al dinero.
Mi análisis es elemental: tu motivación es un delicado equilibrio entre el salario (real y percibido), el sentimiento de pertenencia (sientes que formas parte de un proyecto colectivo más grande, existen objetivos comunes que sientes como tuyos) y comunicación (¿qué crees que esperan de ti?, ¿te lo han explicado?, ¿a dónde va la empresa?, ¿cuentan contigo?).
¿Sales de casa motivado todos los días y alguien se ocupa de que vuelvas por la tarde… agotado? Para vencer los efectos secundarios de la desmotivación muchas empresas lo intentan a golpe de “iso”, de “proceso”.
¿Si vas a trabajar incluso cuando te levantas medio enfermo, estás motivado, mientras que si llamas para decir que no puedes ir, estás desmotivado? ¿Crees que la motivación/desmotivación se contagia?
Eres el jefe, el líder, y estás al frente de un equipo. Tu equipo cree que te estás forrando… ¡si supieran! ¿Quién sufre tu desmotivación? Sin duda, tu equipo, que no te entiende. Tus silencios, las reuniones de tres minutos, fuera de horas o sin orden del día, tu falta de interés, tus retrasos, tu habilidad en el arte de la procrastinación, el “este informe no sirve para nada, haz otro”. Ser jefe y estar desmotivado es muy complicado para tu equipo.
¿Eres un jefe híper-motivado? ¿De los que no aceptan la crítica? ¿Ejerces tu autoridad sin más? ¿Trabajas muchas horas, te vas el último, y por eso sueles llegar tarde por la mañana, igual que a tus citas? Cuando hablas, ¿usas repetidamente muletillas (insoportables) del estilo “¿me entiendes?”, “¿me sigues?”, “¿vale?”. ¿Entierras horas detrás de los Excel?, ¿cierras la puerta del despacho?, ¿escondes a todos el miedo a tu jefe?, ¿eres machista, misógeno?. ¿crees que no ven todos la pésima imagen que desprende tu dependencia al café y al tabaco?
¿Cómo te motivas o cómo te gusta que te motiven? ¿Con una charla o una pastilla? En el mundo de la posventa es habitual que te pongan un “objetivo”, del que has participado poco o muy poco en el cálculo, menos aún del cómo se mide, y hacen que todo gire alrededor de esa cifra. Y tú y parte del equipo vais como locos a por la cifra, como gallinas descabezadas, a venderlo/colocarlo todo para cobrar la famosa prima, el bonus o lo que sea que te han impuesto.
Quizás te sentirías más motivado si tu desempeño estuviera acompañado de ayuda, procesos, inversiones y ciencia para lograrlos. Quizás la novedad sería generar un ambiente de trabajo positivo y casi me atrevería a decir ¿feliz? Quizás quisieras que te hagan copartícipe de las decisiones tomadas, basadas en datos objetivos, y sentirte escuchado sinceramente. Quizás agradecerías que te felicitaran cuando las cosas salen bien y que te ayudaran cuando no. Quizás te alegraría que te explicaran hacia dónde va la empresa y qué se espera de ti. Quizás si te formaran en asuntos que te interesan, si reconocieran tu experiencia, si te pagaran bien y con variables serias y realistas, que te generen confianza, que te despertaran ilusión… Quizás todo junto te haría estar más motivado.
Las ganas de trabajar se tienen. Mil veces vemos cómo se fomentan desde fuera, con la misma receta para todos. Vemos al departamento de Recursos Humanos abusando de propuestas ridículas tipo Healthy Day, Family Day, “construiremos un cohete con papeles de periódico en grupos”, largas jornadas outdoor donde jugamos, competimos, nos tocamos y abrazamos o debates multidisciplinares de visión de futuro que terminan con post-it en cristales con conceptos etéreos y descontextualizados. Y con un discurso de cierre muy poco preparado. Intentos fallidos de motivar de forma paternalista, con recetas impostadas. Tiempo y dinero perdido. Estabas motivado antes, y sigues estándolo. El que no, sigue con lo suyo.
Eres simpático, risueño, agradable, positivo, amable y remas siempre a favor. Igualmente eres trabajador o no lo eres. Eres de los “luminosos” que siempre dicen “sí”. Formas parte del grupo de los que no ponen problemas para colaborar, de los que no se quejan, que buscan la manera de solucionar las cosas. Te sale de dentro. No pides nada a cambio.
En el otro extremo está el que siempre se queja. Oscuro, atrae los problemas, no sonríe. ¡Van a por mí! No esperas favores de él. Es el que cuando oye tus pasos sale por la otra puerta, no sea que le compliques la tarde y tenga que salir un minuto más tarde de su hora. Insiste en hacer vacaciones en julio, y así tiene dos meses de relax…
Estas características ¿están en tu ADN? No. Se puede trabajar y se pueden cambiar. Pero también creo que hay que intentarlo con recetas inteligentes, con un paquete completo y no con píldoras sueltas. No vale la misma receta para todos, como con las plagas, que se atacan desde una avioneta y nadie se mancha.
En la oficina, en el taller, cara al cliente o en el back-office, no seas del grupo de los motivadores/motivados impostores y forzados. Apúntate o lidera el grupo de los motivadores/motivados auténticos, jóvenes o veteranos, y sobre todo, muy bien preparados.
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