Agosto: ¿Abierto por vacaciones?
A tres días de empezar mis vacaciones, las tentaciones de debatir este eterno dilema me arrastran a compartir algunas anécdotas y reflexiones. Si te aburres en la playa, si estás hasta el gorro de mojitos o sangría, bocatas y comida mala, olimpiadas y telebasura de verano, tertulias en teles y radios llenas de suplentes insoportables, y bronca con los hijos hiperconectados, o con la pareja, anímate a escribir y a enriquecer el debate.
Si tienes la mala pata de tener que acudir al dentista de urgencias en pleno agosto vas a encontrar de todo. Si te acercas a cualquier centro odontológico (algún gurú del marketing ha conseguido que ya en ninguno ponga 'dentista' en la puerta) encontrarás unos equipos espectaculares, robots que te radiografían el cráneo y mandan la imagen a un monitor en un segundo y unas camillas modernísimas con todo a mano…. de un personal un pelín joven para mi gusto. Con muchas ganas de arrancar muelas, esto sí.
Me doy cuenta de que la sala de espera está a reventar. Y que han dejado muy poco personal al frente. No han cerrado, es obvio, pero el servicio que dan no genera confianza ni me hace sentir cliente para nada. Percibo que casi me están haciendo un favor.
Esta situación se reproduce no sólo en consultas odontológicas: si tienes que ir de urgencias porque uno de tus hijos se ha roto la pierna, o la crisma, tanto si acudes a la sanidad pública como si vas por mutua, ármate de paciencia. Si es de noche y/o festivo de agosto, soportarlo sin desesperarse es de nota.
Igual sucede si de golpe quieres ir al otorrino, si necesitas un abogado, un notario o un paleta. Pobre de ti. El paleta,… ¡búscalo!
La chica que limpia en casa durante todo el año se ha ido de vacaciones. En agosto, claro. Y ¿te toca sustituirla a ti? Puede ser que en tus días de vacaciones tengas que trabajar más que el resto del año? ¡Bingo! Bienvenido al club ¿Esto son vacaciones?
Así las cosas, uno acaba discutiendo con todos. Entre el dineral que se escurre todos los días por el inmenso agujero de la cartera y la ayuda escasa o inexistente de tu entorno vacacional, sea quien sea (familiares directos, pareja, adolescentes, parejas políticas o sobrevenidas, suegros, amigos buitres que se auto-invitan), lo normal es que tengas ganas de volver al trabajo. Otros gurús que dan conferencias le llaman tu 'zona de confort'. Con uno de estos quiero hablar un día y que me explique cómo tiene organizada su vida, sus hijos, su pareja, sus vacaciones, qué sabe del famoso 'cambio', cuánto de lo que cuenta lo ha sufrido y cuánto lo ha leído.
El que choca o se le avería el coche estos días, lo tiene claro. Quedará en manos de su servicio de asistencia, si lo tiene, que le mandará el coche al taller más barato o ilegal de la comarca, o acabará confiando - qué remedio - en el único taller que ha quedado abierto en su zona.
Este taller a medio gas, por más que lo intente, difícilmente le dará una solución. Al frente dejan a un campeón, que tiene como misión gestionar la ira de los clientes-damnificados. Y en septiembre necesitará unas vacaciones con terapia y psicólogo.
Es fácil que muchos talleres de zonas rurales, alejados de las ciudades y que durante el año arreglan muy poca cosa, tractores viejos, cosechadoras, y trastos varios, estos días hagan su peculiar formación ¡Estos sí que hacen su agosto! Solucionarán marrones de coches de todas las marcas. Compresores del aire acondicionado, ruidos de aquí o de allá, neumáticos o amortiguadores, cristales que no suben o no bajan, esto y lo otro... Y muchos conseguirán, sin medios, solucionar un problema que le fastidiaba las vacaciones a la familia. ¡Gracias amigos!
Y luego están las llamadas sorpresa – que no son sorpresa, porque de tan esperadas, son norma -. ¿Dónde encuentro esto o dónde lo otro? Mi proveedor me dice que hasta septiembre, pero no puedo esperar. Y el otro clásico de agosto: los taxistas, que no vinieron nunca, ni volverán, y que ahora exigen como si fueran tu mejor cliente de toda la vida… con su superéxito “¡que tengo que trabajar y con el coche en el taller pierdo dinero!”. Estos taxistas esporádicos de agosto, recuerda/recuérdale: están aquí porque su taller de once meses al año… ¡está cerrado por vacaciones!.
Me doy cuenta de otra cosa. Muy pocos, poquísimos, me han advertido que se van de vacaciones (¿a cuántos has avisado tu que estarás 'out' tres semanas?). Alguno me ha asegurado que todo va a quedar funcionando a la perfección, sin problemas (ya…). Ha pasado julio volando, con mucho lio, con mucha presión. Julio sigue siendo un mes muy bueno pero, sin darnos cuenta, entre el uno y el quince de agosto desaparece todo el mundo casi sin decir adiós.
Muchos se han largado sin planificar agosto, sin anticiparse a posibles pedidos, posibles inspecciones preventivas que podrían evitar algún susto, o como mínimo podrían despertar la curiosidad de algunos clientes que agradecerían saber que alguien se preocupa de que todo siga funcionando bien, incluso marchándote de vacaciones.
Y estos días que todo vale, las ganas de cocinar son justas. Para esto están los restaurantes y los chiringuitos. Verás y disfrutarás de sitios donde se come de pena, la carta de vinos es justa y carísima, el servicio es un drama, ni te miran ni te escuchan, y mucho menos te hablan. Camareros que recorren los pasillos del restaurante mirando el suelo, a lo que tienes que reaccionar haciendo gestos patéticos para llamarles la atención por lo que sea. Y aun así, a reventar. Familias y grupos, que no han llamado para reservar, haciendo cola a fuera, a 32 grados, con unas caras que son un poema. Todos buscando algo en sus smartphones. ¿Qué será?
Moraleja: Planifica, llama antes, reserva. Pregunta al dentista, al restaurante, a la peluquería…Y, sobre todo, al taller.
Aunque sea agosto, si eres cliente, usuario, ciudadano,… no te rindas. Sigue siendo posible encontrar sitios donde saben reconocer y tratar a clientes exigentes.
Y aunque sea agosto, si eres el responsable de organizar tu negocio, el año que viene piénsatelo dos veces. ¿Abres o cierras? ¿Haces turnos de vacaciones desde junio a septiembre o cierras dos semanas? ¿Puedes organizar tu negocio de forma distinta?
Aunque creas que es imposible hacerlo distinto, créeme que siempre hay otras opciones. Es cuestión de ser valiente, de prever, de planificar. De innovar, en definitiva.
En fin. Te deseo que pases un agosto de cine. Sal y gasta dinero, disfrútalo al máximo, no discutas con nadie, ama y déjate amar, y sobre todo: elige bien y llama antes.
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