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El taller debe rebelarse contra el tópico

El taller debe rebelarse contra el tópico
El taller debe rebelarse contra el tópico
Carlos Azofra

15 de abril 2009 - 00:00

El taller ha de apostar por la transparencia documental para evitar problemas con un consumidor cada vez más exigente. La fiabilidad, la rapidez de servicio, un horario flexible y un trato personalizado son valores que demanda. Poseer las instalaciones y la maquinaria adecuada, además de un personal formado, le ayudará a merecer la confianza del usuario.

Los talleres de automoción no proyectan en conjunto una buena imagen pública, como le ocurre, dicho sea de paso, a otros colectivos. Un cambio de imagen requiere mucho más: un cambio cultural para luchar contra la injusticia inherente al tópico.

Profesionales buenos y malos los hay en todos los sectores. Sin embargo, en la conciencia de la población se van creando estereotipos que terminan por afectar a todo el conjunto: una losa tan injusta como difícil de levantar. Un ejemplo. Casi todo el mundo conoce a alguien que ha sido víctima -en menor o mayor grado- de un error médico. A pesar de ello, el doctor siempre ha sido tratado de don.

La bata blanca imprime carácter y es portadora, en el imaginario colectivo, de un sinfín de valores positivos, algo que tiene bastante que ver con cuestiones culturales. La comparación no es casual. El operario del taller es el médico de cabecera del automóvil y su protagonismo en la seguridad vial está claramente infravalorado.

En una sociedad extremadamente sensible a los tópicos, por el contrario, el profesional del taller viene a ser ese hombre rudo, embutido en un mono azul lleno de grasa, sin apenas estudios ni conocimientos empresariales, que comete todo tipo de irregularidades y decora sus instalaciones con posters de mujeres desnudas. Pero lo peor de todo es que estos tópicos han calado también en los escalones superiores del sector de la posventa.

Afortunadamente, y aunque es cierto que no pocos precursores del sector fueron profesionales autodidactas, hechos a sí mismos, sin grandes estudios, el relevo generacional está catalizando un cambio de usos y costumbres al frente del taller, muchos de los cuales han evolucionado y ya funcionan como empresas capaces de salir a buscar clientes y de satisfacerlos a través de una adecuada oferta de servicios. Y es así porque se rebelaron contra el tópico.

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