La verdadera red social somos nosotros
Diferentes son, actualmente, todas aquellas personas conocidas que no utilizan el whatsup. Como si la no utilización de estas nuevas plataformas de comunicación hicieran de ellos personas menos formadas: “tecno-analfabetos”. En esta planeta cohabitamos los que poseemos tecnologías digitales y los que no. Antes estábamos los que comíamos y los hambrientos. En Occidente ha nacido un nuevo pobre: el paria digital.
La tecnología que se basa en la transmisión de contenidos y en la telecomunicación a través de dispositivos eléctricos y electrónicos ha conseguido en tan solo tres décadas instalarse en nuestras vidas definitivamente como parte esencial de nuestra comunicación.
Desde que en el verano del 78 se introdujo en el mercado el personal computer (PC), los procesos tecnológicos han modificado nuestra forma de comunicarnos. A lo largo de la historia, primero fueron los pictogramas, después la escritura y ahora la transferencia de la información a través de señales electrónicas.
Nuestro modo de comunicarnos definitivamente ha cambiado. Es habitual observar jóvenes en círculos que no se miran y observan las pantallas. Tropezar con personas, caminar encorvados y manoseando smartphones es el nuevo paisaje comunicativo humano de una tarde cualquier en nuestras ciudades: el lenguaje oral y el lenguaje no verbal de una conversación desaparecen detrás de sus dedos.
El nuevo lenguaje táctil nos invade. ¿Cómo vamos a comunicarnos sin utilizar los pulgares? Tu jefe ya no te habla te escribe un email. Que herejía!!
No, no es internet el culpable. Es el abrazo desmesurado que hacemos de lo nuevo, de las transformaciones técnicas.
La sustitución de los procesos naturales de comunicación humanos en los que intervienen la voz, la riqueza del lenguaje verbal, del no verbal y la presencia física generan un conjunto comunicativo que incide directamente en el sentido y la referencia del mensaje. Las tecnologías nos están aportando nuevas ventajas espaciales a través de las redes sociales o del email marketing; aunque podemos llegar a más personas que leen nuestras comunicaciones cuando y como desean el abuso de las nuevas tecnologías producen también el abandono del lenguaje natural.
Desde las empresas, desde los negocios, nos lanzamos a buscar esa presencia online: la comunicación telemática. Dejamos de formar a nuestros trabajadores en la atención al cliente, en desarrollar sus habilidades comerciales y confiamos que en que nuestro blog, facebook o twitter vendan por nosotros. Nos fascina pensar que si nuestro negocio posee una amplia presencia social, si utilizamos las tecnologías para segmentar y comunicar el valor añadido del bien o servicio que ofrecemos las ventas y los beneficios llegarán solos.
Pensamos que tenemos que hablar, perdón dialogar con nuestros fans… todo muy bonito
Olvidamos que también hay muchas barreras comunes a la nueva comunicación, dos de los cuales son la sobrecarga de mensajes (cuando una persona recibe demasiados mensajes al mismo tiempo), y la complejidad del mensaje. La comunicación es un proceso continuo.
Pero en el momento de la verdad, de la venta presencial, del verdadero valor añadido para los negocios off line no podemos descuidar la comunicación tradicional, la formación comunicativa, la búsqueda de la satisfacción del cliente mediante un proceso de comunicación con la mejor máquina que se ha inventado nuestro cuerpo: nuestra voz, nuestras manos, nuestro ojos.
Considero que los negocios deben de tener presencia multicanal para acceder o todo tipo de clientes. Sin embargo los negocios de alto valor añadido en los que se vende un servicio no pueden obviar la fuerza de venta que posee una sonrisa. Todavía no sé cómo sonríe mi computadora.
La verdadera red social somos nosotros, nuestro lenguaje la fuerza de lo visual, las decisiones de compra que el neuromarketing investiga a través de todos los canales de comunicación que son nuestros sentidos como el olfato, el tacto.. El mayor dispositivo de comunicación en la red social somos nosotros.
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