El hombre corcho y el hombre orquesta
El taller del hombre corcho tiene imagen, personal, trabajo por castigo. El hombre orquesta con menos se ha llevado siempre un sueldo correcto a casa, ha asumido menos riesgos, pero ha vivido solo para su negocio. Se ha esclavizado el solito. ¿Es realmente como ellos piensan el sino del empresario de este sector?
Los Rodríguez decían algo así como “el marinero y el capitán se reunieron en un bar, y encargaron otra botella de Ron”…
Hace unos días era yo el que se reunía, en este caso con el hombre corcho y el hombre orquesta. Dos viejos conocidos de este sector, dos propietarios de taller, veteranos de guerra, de esos que conocieron lo que para ellos eran tiempos pasados y mejores o, al menos, desde su punto de vista. Tiempos más fáciles para ser mecánico…¿ya sabéis de cuando hablo verdad?
El primero de ellos, el hombre corcho aparenta 10 años más de los que tiene. Hace ya muchos años que junto a su hermano, cogió las riendas del taller de su padre, y le tocó la parte de la gestión mientras que su hermano se echaba los problemas técnicos al hombro. Desde entonces, ha intentado aprovechar todas las oportunidades de negocio que unos y otros le hemos ido proponiendo, y con más voluntad que pericia se ha ido metiendo en múltiples charcos con la intención se mantenerse a flote. Primero una red, después otra, la especialización, la diversificación y, por último, el charco final, la electrificación. Como no podía ser de otra manera y fiel a su especie, a flote se mantienen él y su negocio. Eso sí, lamentablemente, en el charco. Nunca flotarán en un océano azul y ahora ya lo sabe.
Cuando pregunto al hombre corcho los motivos por los que su negocio vaya de charco en charco y flotando con lo justo, lo tiene claro. No tenemos personal cualificado, y ya desisto, mi hermano se encarga de todo lo complejo y dirige la orquesta. Vivíamos mejor siendo dos y con menos trabajo ganábamos más. Las compañías, las aseguradoras y la mala fortuna son la guinda del pastel. En mi opinión algún motivo más hay…
El hombre orquesta es un polvorilla, sigue en forma, como se suele decir, son los nervios los que le mantienen así. Quizás los mismos por los que hace años toma digestivos. Su familia ya se cansó de intentar que bajara el ritmo y sus hijos ya no esperan que tenga tiempo para ir a la función de fin de curso, “papá tiene mucho trabajo”.
En su negocio son tres personas, los mismos desde hace ya no sabe cuánto. Negocio de barrio, taller de toda la vida, estable. En esa estabilidad tan curiosa que tienen los de este sector: estable en sus 10/11 horas al día dentro del taller, en sus cierres de trimestre de bloqueo, estable en no saber cuánto gana o pierde, estable en dejarse llevar por el gestor y por su proveedor de confianza. Para picarle le digo que es un autoempleado, pero no se pica, sabe que es así, dice que no hay escapatoria.
Me gusta escucharle, es un ejemplo de autosuperación, hace años que va a tope, nunca pide ayuda. Da servicio a todos sus clientes, se desvive por ellos, les hace de psicólogo, es su propio contable, administrativo, director de compras, responsable de su mini departamento de RRHH y hasta ha intentado captar a algún cliente en redes sociales. Normal que no dé para más.
…” fue por una rubia loca, que bailaba sola, hasta el amanecer”
En su caso no fue una rubia, ni bailaba sola, fue un sector, una pasión y sí, algo loco sí ha estado en los últimos tiempos. Y posiblemente para ellos más loco va a estar. Tanto a uno como a otro le llegan día tras día mensajes de miedo, malos augurios, sensaciones de incertidumbre. Nuevos vehículos, combustibles, tipos de movilidad y de propiedad, “¿qué hacemos nosotros frente a todo eso?”
Pues evolucionar y sobrevivir les digo, sois expertos en hacerlo. ¿O conocéis muchos sectores que lo hayan hecho como el nuestro?
Pero sus ojos no me mienten, no se ven capaces y me da una profunda tristeza. Grandes profesionales, gente humilde, luchadores. ¿En qué momento firmaron que ser empresario en este sector conlleva sufrir de esa manera?
El taller del hombre corcho tiene imagen, personal, trabajo por castigo. Las crisis no le han afectado, muchos le han querido en su equipo, situación aparentemente envidiable, sin embargo, ¿todo eso a cambio de qué? La rentabilidad esperada nunca estuvo.
El hombre orquesta con menos se ha llevado siempre un sueldo correcto a casa, ha asumido menos riesgos, pero ha vivido solo para su negocio. Se ha esclavizado el solito.
Y yo me pregunto, ¿es realmente como ellos piensan el sino del empresario de este sector? Me niego a contestarme con un sí.
Sin embargo, tenemos una generación derrotada, mucho que aprender de ellos creo, y algunos opinan, algunas cosas a reprochar también.
Sea como sea, dignificaron esta profesión con sus esfuerzos, nos queda un camino muy bonito por delante en este sector, y también una gran responsabilidad.
…”y bajo el mar ahora descansan juntos los dos”
No hay comentarios