Puesta a punto de los vehículos antes de que "nos pille el temporal"
Avanzado ya el otoño y a pocas semanas de entrar en el invierno, la iniciativa "Elige calidad, elige confianza" (ECEC) recomienda una puesta a punto de los vehículos de cara la bajada de temperaturas, las heladas, la lluvia, la nieve, etcétera.
Los profesionales del taller mecánico lo saben, pero en ocasiones, los conductores no son tan conscientes de la importancia de tener en coche a punto ante condiciones meteorológicas adversas. O, si lo saben, dan por hecho que su vehículo se encuentra en condiciones óptimas, pero eso solo puede afirmarse tras una adecuada revisión. Sobre todo, de cara "al duro invierno". Y es que el frío y las precipitaciones hacen que las condiciones de conducción no sean las mismas que en épocas de buen tiempo.
Con el frío, las piezas de goma pierden elasticidad, por lo que las correas de distribución y servicio pueden verse afectadas; la batería pierde capacidad para suministrar corriente; en los motores diésel, los calentadores pueden no tener un funcionamiento adecuado, etc. Es decir, el frío y las heladas afectan al estado de conservación de los elementos que componen el vehículo.
Respecto a la lluvia, no es lo mismo conducir sobre un asfalto mojado que seco. Aquí, el buen estado de los neumáticos, de las pastillas de freno o de las escobillas es determinante para mantener la seguridad.
Por ello, ECEC, iniciativa formada por algunos de los principales fabricantes de componentes de automoción, alerta de la importancia de que "no nos pille el temporal" desprevenidos. La solución, una revisión a tiempo. Y en este sentido, ECEC anima a los profesionales del taller de reparación a concienciar a sus clientes de la importancia de llevar a cabo revisiones y mantenimientos adecuados sobre el vehículo.
A continuación, algunas recomendaciones sobre el estado en el que deben estar algunos componentes son:
Batería. El frío provoca que la batería se descargue, por ello conviene analizar el estado de la misma en el taller, como mínimo, al tercer año de vida de la misma. De su buen estado depende el correcto funcionamiento de todos los componentes electrónicos (sistemas de a bordo, control de tracción, estabilidad, dirección, ABS…), así como de los componentes eléctricos (faros, alarma, gps, radio…). Para determinar el estado de la batería debemos prestar atención al tiempo de arranque y al ruido.
Suspensión. Una suspensión en buen estado proporciona un mejor comportamiento del vehículo, una mayor estabilidad y una adecuada capacidad de detención, de modo que la revisión de los amortiguadores debe hacerse cada 30.000 km. Dado que los amortiguadores interfieren en el correcto funcionamiento del EPS (sistema de control de estabilidad) y del ABS, un incorrecto mantenimiento de los mismos aumenta la distancia de frenado hasta un 35%, además de poder provocar la pérdida del control de la dirección o sufrir aquaplaning. Por otro lado, un incorrecto mantenimiento de los amortiguadores también aumenta el desgaste del resto de las piezas (rótulas, soportes, neumáticos…), por lo que se recomienda cambiarlos entre los 65.000 y los 90.000 km. y que el cambio se realice por completo o por ejes (de dos en dos).
Frenos. Los discos de freno hay que revisarlos cada 20.000 km. y antes de largos desplazamientos, atendiendo al estado de los discos, el espesor y la superficie de frenado. Al cambiarlos, se deben cambiar también las pastillas y los latiguillos, y hacerlo por eje, para asegurar una frenada equilibrada que garantice la estabilidad del vehículo. En el caso del freno de tambor, debe sustituirse cuando esté deformado, con ranuras profundas o cuando su diámetro interno esté cercano al máximo indicado por el fabricante. Al hacerlo, habría que cambiar todos los elementos que sufren desgaste: cilindros de ruedas, zapatas, tensor automático, muelles y seguros. Por su parte, las pastillas de freno han de tener un grosor mínimo de 2 mm., y el líquido de frenos hay que cambiarlo, bien cada dos años, bien entre los 40.000 y los 60.000 km.
Filtros y aceite. El buen estado de los filtros es importante para que los fluidos que entran en el motor lo hagan completamente limpios. El filtro del aceite suele cambiarse cada dos años, y el de combustible, cada uno o dos años. Para el cambio del aceite, lo más conveniente es seguir las recomendaciones del fabricante, siendo lo habitual que el cambio deba hacerse cada dos años o entre los 5.000 y los 30.000 km. Asimismo, se recomienda atender a la calidad de los filtros para una mayor protección del motor. No existen filtros estándar, sino que se desarrollan de la mano del fabricante, por lo que debemos buscar un filtro adecuado para cada motor.
Limpiaparabrisas. Las escobillas son un elemento clave del limpiaparabrisas, por lo que debemos vigilar que no dejen rastros de agua o marcas sobre el parabrisas, así como que no hagan ruido. Conviene cambiarlas cada año, coincidiendo con el otoño, así como utilizar un líquido lavalunas homologado. En las escobillas es fundamental un diseño del conector de la escobilla que asegure perfectamente su sujeción y que evite que se suelte.
Con todo ello, recuerda que compartir estos consejos con los clientes de tu taller te ayudará, no solo a concienciarle acerca de la importancia de un adecuado mantenimiento del vehículo para elevar la seguridad y la vida útil del mismo, sino que el cliente percibirá en ti un servicio de calidad, convirtiendo a tu taller en su taller de confianza.
Si quieres que esa percepción aumente y se afiance, asesórale siempre que puedas. Ayúdale a saber detectar las señales de alerta que da el vehículo y las consecuencias que puede tener que algún componente esté comenzando a fallar. Así, desde ECEC invitan a todos los profesionales del taller mecánico a descargarse su nueva guía “Lecciones de confianza” con información de utilidad en este sentido. ¡Toda una lección de confianza!
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