Con los recambistas de Cataluña

Estuve hace pocos días en Barcelona en un evento organizado por Cira, la patronal catalana de los recambistas. Esta vez no iba sólo como periodista, a poner el oído y tomar nota para contarlo después en InfotallerTv. Me tocaba participar directamente, como integrante en una mesa redonda junto a otros colegas para debatir (más bien para opinar) sobre la rentabilidad del sector de la distribución y la venta online de piezas de recambio. Pensaba yo que en un foro con tanto proveedor directo del taller se hablaría más de los asuntos que preocupan a los clientes de los recambistas. Mi pronóstico no se cumplió esa vez, aunque no albergo duda alguna de que a las tiendas de recambios les ocupa y preocupa mucho la salud de los talleres. Sus negocios dependen de sus clientes directos y a la vez más numerosos, los reparadores multimarca.

Estoy convencido también de que la distribución de recambios muestra una inquietud más técnica o interna por sus procesos empresariales y por la gestión global de sus negocios que los talleres. Lógico. Ser recambista hoy implica una exigencia tremenda en términos de stock, logística y servicio para dar las mejores (yo diría que las más rápidas, que no siempre es lo mismo) respuestas a sus clientes del colectivo reparador.

Fue sólo muy al final de la jornada, celebrada en un marco muy original, la fábrica de cerveza Moritz, cuando un recambista muy conocido dejó entrever la imposibilidad de transformar las condiciones actuales de servicio que los distribuidores multimarca ofrecen a sus talleres clientes. Porque mejorarlo es casi imposible. Esto lo digo yo, no el interviniente, aunque seguro que lo pensaron muchos de los asistentes al evento de Cira.

Sus palabras no me sonaron a reproche para ninguna de las dos partes. Ni los talleres van a renunciar a que les sirven las piezas a la velocidad del rayo, beneficiándose de la enorme competencia existente para elegir proveedor, ni veo a los profesionales del recambio cambiando abruptamente un modelo de distribución que resulta sencillamente inviable en otros sectores económicos. Por mucha queja sobre la incidencia negativa que el mismo produce en la rentabilidad de sus empresas.

Así que los avances en la cuenta de resultados de los recambistas habrá que alcanzarlos por otras vías. Los talleres pueden respirar tranquilos al respecto de la implicación y servicio de sus proveedores de recambios.