¿Qué monto, un bar o un taller?
Leo con cierta perplejidad que en la provincia de Sevilla está de moda abrir talleres (y no me refiero a los ilegales). Un negocio dinámico en aperturas, consolidado como la opción preferente para autónomos que recurren al autoempleo como salida profesional. En el mes de agosto pasado, 31.124 autónomos sevillanos (el 32,54% del total) estaban inscritos en la actividad de reparación de vehículos. Por comparar, 10.055 en la de hostelería.
¿Qué pasa, es más fácil montar un taller que un bar? No salgo de mi asombro. Con todo el respeto, las exigencias tecnológicas, el nivel de formación y las inversiones económicas de partida son mucho mayores para los negocios de reparación de vehículos. A ver si ahora tirar cañitas o hacer una tortilla de patatas precisan de una capacitación superior a la requiere un mecánico. Los tiempos cambian que es una barbaridad, pero tanto....
Me preocupa que accedan al sector personas sin el bagaje de conocimientos y la experiencia suficiente, ni a nivel técnico ni de gestión, que banalice la profesión y menoscabe su profesionalidad. Cierto es que un porcentaje elevado de esos nuevos talleres habrán sido creados por empleados de otros talleres que con la crisis han cerrado o han reducido sus plantillas. Y que eso explica que el número de establecimientos dedicados a la reparación de vehículos apenas haya decrecido en los últimos años, excepción hecha de concesionarios y talleres autorizados de marca.
Hay que incentivar la capacidad emprendedora de los españoles, valorar sus iniciativas y el afán de buscar soluciones al desempleo desbocado. Pero un taller no es una aventura cualquiera. Su responsabilidad en el buen estado del parque automovilístico y en la seguridad vial le confiere una trascendencia social que inhabilita, o debería inhabilitar, proyectos sin la seguridad de un plan basado en la probada aptitud de quienes los encabecen y sin unas garantías financieras imprescindibles en toda empresa. Abrir talleres sí, pero no de cualquier forma. Y bares ya tenemos muchos.
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