Gases fluorados en el taller de coches
R1234yf. Así, dicho del tirón, me ha costado memorizarlo, pero que ya lo escribo a la primera y sin fallo. Imposible de olvidar. Quiero pensar que a los talleres tampoco. Es el nuevo (ya no tanto) gas fluorado que, entre diferentes aplicaciones, se usa como 'combustible' de los sistemas de refrigeración de los coches. El aire acondicionado de toda la vida, si se me permite la expresión.
La popularidad del R1234yf en el sector de la reparación de automóviles obedece no tanto a sus propiedades y características como a los nuevos requerimientos exigidos para que los talleres puedan manipularlo. La obligatoriedad de un certificado oficial para esta labor ha disparado la oferta de cursos específicos encaminados a lograr el preciado salvoconducto. Sin esa autorización, operaciones tan comunes en el taller como la carga y reciclaje del gas fluorado (el R1234yf, claro) en los circuitos de A/A de los vehículos serán imposibles de realizar (legalmente).
Formación en gases flourados
Fabricantes y/o distribuidores de equipos y componentes relacionados con la climatización, empresas especializadas en formación técnica del automóvil, asociaciones de talleres y algún que otro intruso, cuyas actividades ilícitas ya han sido denunciadas, han emprendido una frenética carrera para que el 1 de enero de 2012 haya una gran mayoría de profesionales del taller acreditados para manipular (el verbo que literalmente incluye el Real Decreto 795/2010 regulador de la cuestión) el famoso R1234yf.
Los cursos, de 40 horas (24 de teoría y 16 de prácticas), pueden ser totalmente presenciales, aunque también se permite la tele-formación online y a distancia. A pesar de su utilidad, todavía existe un alto grado de desconocimiento sobre esta exigencia formativa. Queda mucho recorrido y muchos alumnos/profesionales que certificar. En último término, quedan las Comunidades Autónomas, encargadas por ley de expedir esas certificaciones, previa resolución de un organismo autorizado que, así nos va, en alguna CC.AA. todavía no está ni constituido. Un galimatías legal y operativo que ha desalentado a muchos talleres. Ya llegará el calor, pensarán, y con el buen tiempo la demanda de los clientes para arreglar el aire acondicionado de sus coches, y entonces no valdrán las prisas ni las quejas.
Ojito con las multas. Si Seprona pilla a un taller con botellas de gas fluorado (se supone que para la recarga del aire acondicionado de los automóviles) y no cuenta con el pertinente certificado (personal, a nombre de alguno de los empleados o del dueño), la multa mínima es de 2.000 euros. Quedan poco más de dos meses para ponerse al día. Conviene, además revisar el historial académico de los operarios. En algunas Comunidades Autónomas se accede a la acreditación para manipular el R1234yf sin más requisito que convalidar estudios anteriores de FP en la rama de Automoción. Parece casi mentira, pero el gas fluorado trae negocio al taller....pero también preocupaciones.