Mis vicios y pecados cometidos en el taller
En el verano de 1989, con dieciséis años comencé a trabajar en el taller de mi tío. Algo que yo pretendía fuese provisional para ganar algo de dinero, se ha convertido en mi profesión, que he de reconocer como una de mis pasiones, ¡me encanta este trabajo!. Desde ese momento hasta la actualidad los talleres hemos actuado de la misma manera, en ocasiones creyéndonos por encima del bien y del mal. En parte es normal, algo que funciona para que tocarlo, pero desde hace unos años esto no funciona y es necesario corregir esos vicios y defectos y evitar errores que ponen en riesgo nuestra existencia. Lo cuento desde mi propia experiencia ya que yo los he cometido todos y cada uno de ellos.
Somos taller y empresa. Como cualquier empresa, el taller requiere una gestión a nivel comercial, económico, en recursos humanos, etc. Siempre hemos ido un poco a ciegas con intuiciones y apreciaciones, pero desconociendo nuestros números y menospreciándolos. Y si no sabemos de gestión, tenemos que aprender, existe muy buena formación para este tema. Planes, objetivos, balances, indicadores, deben ser nuestro día a día. Necesitamos medir para poder tomar decisiones, como poco conocer, que vendemos, nuestros costes de personal , cual es nuestro beneficio, que rentabilidad nos da cada uno de nuestros clientes, cuantos coches reparamos, cuáles de mecánica y cuáles de chapa y pintura, etc.
La labor comercial, fundamental. Ahora es el momento de salir fuera y atacar al mercado, ya no tenemos cola en la puerta ni largas listas de espera. La figura de un comercial es prácticamente obligada, visitas a los actores de este sector, grandes empresas, agentes, aseguradoras, cliente particular, etc. Te aseguro que tu competencia ya lo está haciendo. Date a conocer, refuerza tu marca, haz ruido y enseña al exterior todo lo que vales. Transmite ese sentido de marca a tus colaboradores, eso debe salir de dentro. Yo soy como Superman, pero en el vestuario, me acuesto con mi camiseta de Auto Carrascosa y la llevo siempre en el interior.
Los recursos humanos, en el olvido. Cierto es que esas dos palabras, han sido poco nombradas en nuestros talleres, pero con responsabilidad por ambas partes, la dirección y los empleados. Un taller sin buen personal nos es nada, es más un taller con buen personal pero descontento tampoco lo es. Dirección y empleados se necesitan. Nosotros podemos cambiar muchas cosas, formas de hablar, pedir por favor en vez de ordenar, respetar las opiniones de los demás, dar las gracias, reconocer el trabajo bien hecho, fomentar el trabajo en equipo y la participación. Una parte de mi trabajo es conseguir que todos mis compañeros sean felices en el ámbito de mi empresa y si le puedo ayudar a título personal, también. Situaciones como las de hoy solo se salvan con un buen grupo. Yo no me puedo permitir el lujo de tener a mi equipo uno por cada lado.
Los clientes no son lo que eran. Uno de los cambios más profundos viene de parte del cliente, son más exigentes y están muy bien informados. Su exigencia nos viene bien para intentar hacer un trabajo excelente. Demandan más servicios por menos, con toda lógica. A mis compañeros de recepción y entrega siempre les digo lo mismo, ponte en lugar del cliente, no le retrases su vehículo, entrégaselo limpio, trátale con amabilidad y lo más importante ofrécele soluciones, no le crees problemas. Os aseguro que siempre existe una solución, es cuestión de quitarnos la venda de los ojos y saber que podemos ir más allá. Comunica y transmite nuestro verdadero trabajo, ayudarle en su problema con su coche. A mí me pasa cada vez que voy a comprar algo, me fijo como me atienden, como está la tienda, si el que pretende venderme algo lo hace de forma profesional o si pone inconvenientes a mis peticiones, y os aseguro que mi decisión final depende de todo ello.
La relación con aseguradoras, alta tensión. Podríamos entrar en multitud de discusiones al respecto, pero, pensar que son empresas y defienden lo suyo. Muy importante trabajar con sus mismas herramientas, conocer todos los baremos y programas que existen de valoración. Todo acaba bien si comienza con una buena peritación, nosotros tenemos que tener la nuestra preparada y conociendo como funciona rebatir lo que entendemos no está bien hecho y aportando nuestros argumentos conseguir la valoración más justa. Nuestra arma es el cliente, en el momento que se intenta poner en riesgo la calidad de la reparación, yo lo pongo en conocimiento del cliente y pido su autorización, es su coche, él decide. Pero insisto, trabaja mucho al cliente, suya es la decisión final.
Sueldos y salarios. Las cosas cambian. En casi ningún sector y menos en el nuestro hemos sabido utilizar la verdadera fuerza del sistema de retribución. Experimentar y buscar nuevas formas de compensar el trabajo realizado por el empleado. Partimos de la base de que cada persona es diferente al igual que su contribución a la empresa, por ello su compensación debe ser diferente. En mi empresa no hay dos sueldos iguales, cada uno percibe lo que contribuye. Eso requiere de un cambio de mentalidad muy importante por nuestra parte y por la de los empleados. La retribución siempre debe ser variable y asociada a las ventas como objetivo principal y a otros aspectos también importantes. Si yo reparo diez coches a la semana no puedo pagar lo mismo que si reparo veinte, todos salen ganando. No es necesario que la retribución sea siempre económica, existen otras formas de retribuir muy deseadas por los empleados, es cuestión de preguntar a cada uno que le puede interesar. Premia la calidad en el trabajo, el cumplimiento en la fecha de entrega, el consumo justo de material, las bajas repeticiones o el mínimo retorno por dejar vehículos sin terminar. Todo se puede medir y valorar.
Los horarios, abre tu mente abre el taller. En este tema también ha habido poca innovación por nuestra parte, siempre hemos pretendido que los clientes se acoplaran a nosotros. Pero eso ya no sirve, los clientes nos demandan más servicios y horarios acorde a esta época. Eso no quiere decir que debemos trabajar más horas, si no que debemos organizar nuestra plantilla para cubrir un horario amplio que nos permita captar a ese cliente que requiere nuestros servicios a esas horas. Dos personas pueden mantener un taller abierto, para recepcionar, entregar, dar presupuestos y cambiar alguna que otra lámpara o batería. Otra cosa muy importante, la jornada completa una grata sorpresa. El rendimiento de un empleado trabajando ocho horas seguidas es mayor que trabajando en jornada partida. Mejora la productividad y la calidad de vida y esto último se nota en el trabajo.
Las redes sociales. Todo ladrillo hace pared. Soy un apasionado de las redes sociales y tengo mucha fe en ellas. Existe una parte muy importante de nuestros clientes que las utilizan y que toman decisiones dentro de ellas. Como tenemos que ir a por el cliente esté donde esté no nos queda más remedio que estar si queremos ese trozo de pastel. Pero, ya que estás hazlo bien, asesórate y actúa en consecuencia. Varias cosas, en esto hay que ser pacientes, al final un buen trabajo tiene su recompensa. Las redes sociales no son gratis, necesitan un tiempo y eso vale un dinero. Utilízalas para estar informado sobre todo lo que sucede en el sector, no hay otra forma de estar al día de lo que pasa al instante. Son una fuente de información inagotable.
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Bueno esto se ha alargado demasiado, no es que no tenga más vicios o que haya pecado menos, pero por hoy vale, os preparo otra entrega.
Y tú, ¿sigues haciendo lo mismo que antes o te has librado de tus vicios y pecados?