Perdiendo el respeto
La verdad es que son de aquellas situaciones que hasta que uno no se ve en ellas no se las cree. No llevaba yo muy buen día, andaba apagando fuegos por todas partes. Además, al día siguiente tocaba pagar IVA e IRPF. Siempre me pasa dos o tres días antes o después de cumplir con nuestras obligaciones fiscales. Estoy que no hay quien me hable. No porque no quiera cumplir, sino porque me gustaría que todos cumpliesen. Una visita sorpresa que prometía se transformó en una enorme decepción.
Iba bien vestido y apuntaba maneras. Entró directo a la oficina con determinación. Estaba en nuestra zona de confort, pero sin invitación. Mi primo y yo nos miramos, con signo de interrogación. En su forma de sentarse ya transmitía algo que te desconcertaba, pero que era un preámbulo de lo que llegaría más tarde.
“Soy el responsable de la aseguradora X, queremos trabajar con vosotros, con este precio de hora y con este descuento”; bueno… “también os podemos poner en la lista negra de talleres”. No vale la pena reproducir el resto de la conversación. Las buenas maneras que apuntaba se fueron por el retrete con sus argumentos. Pero lo más grave no es lo que trasmite, lo más grave es que se lo cree.
Y los clientes, ¿dónde aparecen en tu argumento?. No aparecen, porque no te importan. Cuando pretendes que reparemos casi por debajo de nuestros costes y encima lo sabes, ¿cómo estás tratando a tu cliente? Y de nosotros como taller no hablamos. Me gustaría saber en qué momento nos convertimos en tu enemigo. El trato que pretendía solo es digno de esa relación.
Y se fue tan contento, como el que gana una batalla y aplasta a un enemigo. Pero es un pobre ignorante, ha perdido la guerra de la dignidad. Gracias a él en un futuro, e incluso presente, habrá muchos talleres en la peor situación. Lo peor no es cerrar, lo peor es trabajar en la miseria y tener a tus empleados con salarios precarios.
Siempre se puede recurrir al discurso de que los talleres, no somos productivos, no sabemos gestionar, no somos eficientes, podemos hacer más con menos. Si, ese ya me lo conozco, viene muy bien para estas situaciones.
Y a ti, ¿te ha visitado algún impresentable?
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