Cuidado con los plazos, el taller tiene que cumplir las fechas
Hace ya mucho tiempo que llevo considerando a los vehículos como un bien de primera necesidad para la gran mayoría de sus usuarios. Por ello, mi énfasis en transmitir a mi equipo, la necesidad de realizar la reparación los más rápido posible para poder cumplir con la fecha prevista de entrega.
Pero he de decir que en el proceso de reparación intervienen muchos factores que son ajenos al taller en sí pero que afectan considerablemente al mismo.
Esa necesidad del cliente por tener su vehículo con prontitud debe ser uno de los objetivos principales del taller. En nuestro caso, horarios amplios (de 7:00h a 22:00h), recogida y entrega, fotoperitación, vehículos de sustitución y una amplia gama de servicios encaminada al objetivo final, entregar el vehículo en el menor tiempo posible y con la calidad necesaria.
Pero a diario me encuentro con multitud de obstáculos que pretender poner en riesgo mi compromiso con el cliente en la entrega de su vehículo. Es curioso cuando llamas para pedir un recambio y a la pregunta de “¿cuándo lo tendré aquí?”, tu interlocutor te responde, “en dos o tres días”, señores esto no es profesional, hay una diferencia muy grande entre dos o tres días. En ocasiones con los famosos seguimientos de los peritos, las reparaciones se dilatan más de lo que deberían. “Lo quiero ver desmontado, lo quiero ver en chapa, el material nuevo, en bancada y terminado”. Hacen del proceso un arrancar y parar que compromete nuestra fecha de entrega.
Creo que al igual que muchos talleres, todos los actores que participan en la reparación deberían saber que nosotros vivimos de los clientes y ellos también. Sin clientes, no hay coches, ni recambios para colocar, ni peritaciones que realizar, ni lavados que hacer.
Algunos van despistados mirándose el ombligo y pensando que esto no va con ellos, pero cuando levante la cabeza es posible que se caigan de bruces por no mirar por donde iban.
Y tú, ¿cumples con tu fecha de entrega o no te dejan?